jueves, 25 de agosto de 2011

Que nos sobren (prima)veras

Más de una vez hemos compartido opiniones sobre las casualidades, con un negro café y con dos cucharadas de azúcar, que es como a ti te gusta, en el mismo lugar de siempre, y con la misma ración de siempre de felicidad.
Me gusta recordar el día que empezó todo, con una buena fiesta de por medio, y con una conversación que no llevo más que dos palabras intercaladas, fue la primera de las casualidades, que hizo que, todo fuera a formar parte de este gran árbol que hemos plantado juntas y que cada día crece un poco más.
Que de los errores se aprende, y de las amistades que aparecen de una pequeña casualidad se aprenden más que de 5469887 libros, ella me ha enseñado que a los días le pones el principio y el final tu, que si decides cambiar de dirección tienes que proponértelo antes y cumplirlo, pero para todo eso la necesito a mi lado, echándome la bronca cuando la he cagado y dándome un buen beso en la frente y diciéndome “continua que vas por buen camino” (yo a todo esto lo llamo –pequeños detalles que marcan la diferencia- ella es la primera que marca la diferencia entre toda la población femenina que esta pisando tierra firme en estos momentos)
Que yo se hablar, alto claro y tendido, pero con ella no me hace falta, solo el brillo de unos ojos y el lagrimal bien seco si esta a mi lado y con un por verte sonreír ya lo se todo y ella también.

Posdata múltiple, te quiero, tatúatelo

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