lunes, 30 de julio de 2012

Y te vas. Y aquí me quedo yo. Con miles de besos en los labios. Vacia. Contigo. Pero sin ti.

Rebobinar y recordar. Eso es a lo único que me agarro si tengo que recordar los dos años que hace que estuvimos juntos. Julio me trajo un billete de ida contigo, que se rompió por el camino y que todavía no he sabido recuperar para poder volver. Ha pasado demasiado tiempo (como cada vez que escribo) y sigo sin saber como hacer que las copas de más dejen de recordarnos. Una playa de por medio nos basto para dar comienzo a lo que todavía es interminable para mi. Me limite a mirarte y a dejar que la vida pasase mientras se consumían nuestros besos. Y ahora lo único que se consume son los sueños que tengo en la mesita de noche.
"Un guiño de ojos por la ventanilla y una sonrisa por el retrovisor de tu coche. Una noche más nos perdimos por los rincones de una pequeña ciudad y aparecimos en ese bar mañanero con una voz algo desgastada de la noche anterior. La madera cruje con tus pasos firmes, tal vez sea por el paso del tiempo o por la acumulación de cervezas que teníamos aun habiendo pasado unas cuantas horas hasta el reencuentro con ese olor a café ya tan característico".
Entre esos momentos que repetíamos de forma diferente una y otra vez, me di cuenta que me bastaba saber que estando a tu lado iba a ser feliz pero que ahora que ya no estas y que cogiste (de nuevo) uno de esos billetes con ida pero sin vuelta, que te quedes y lejos de mi, es lo mejor. Es cierto que la vida costaba mucho menos si estaba contigo, pero si hoy tiene que querer alguien que seas tu, porque yo no te prometo amor eterno. Ya no.