lunes, 28 de mayo de 2012

La compañía era demasiado buena, y lo bueno siempre sabe a poco.

La brisa abanica mi mechones rubios, mis ojos fríos intentan acompañar el tono desquiciante de las olas, mientras que yo, tengo demasiado fríos los pensamientos como para darles forma, cualquiera diría que estoy ante la mejor arena que puede rozar mi cuerpo.
Farolas a mi alrededor, demasiado encendidas tal vez, hace ya unos cuantos veranos estas mismas, estaban mucho más desgastadas por todos esos besos que nos dimos debajo de ellas. Un par de granos de arena por cada sonrisa, algún que otro diminutivo ruido que me hace volver y dejar el tiempo de desconexión por unos segundos. Vuelta, recaída y de nuevo mis ojos lagrimean, seguro que si estuvieses aquí conmigo, tus abrazos me devolverían el calor que ahora me falta.
Ha pasado demasiado tiempo, o quizás no el suficiente como para que yo misma me incite a desahogarme en el lugar mas "triste" que existe. 
Mis labios te pidieron aquella noche de julio que te quedaras para siempre y no se hasta que punto podremos cumplirlo, mientras tanto mis pies se hunden con el contacto de la arena mojada, y mis gritos silenciosos comienzan a escabullirse como si de tus manos por mi cuerpo se tratase.
Creo que las palabras son tan grandes para lo que quiero decir como esta playa lo es para mi sola. Te estoy pidiendo que volvamos a recordar las noches entre beso y beso, los fortuitos te quieros por mi cuello, e incluso por el tuyo.
"Dejarte con ganas de más" eso es una de las cosas que nos decíamos para así no tener que echarnos de menos desde aquel caluroso verano en que decidimos juntarnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario